LEJANIA

La ciudad comienza a vivir
mucho antes de que la luz
se adueñe del asfalto
y de que los transeuntes
desborden
por todos los rincones.
Cada campanada señala
una nueva hora transcurrida.
Los sonidos se acumulan
y se suman
con el paso del día,
pero la vida
nunca parece cambiar
en ningún lugar.
Y es que
cuánto más nos alejamos,
más nos acercamos
a nuestro
propio espacio.
Será, tal vez, entonces,
esa misma distancia
la que nos muestra aquello
que estando cerca
no solemos ver.

EL IMPULSO DE MI MANO

Es la mano
quien me lleva
hasta tu encuentro.
Es la huella
del pasado
como una negación
al olvido
o al silencio.
Es volver
a tu recuerdo,
esperar
algún reencuentro,
un sutil vocabulario
que describa
sensaciones ya vividas,
sentimientos encontrados,
soledades
de un pasado
que se empeña
en encontrarme.
Es mi pensamiento
quien te busca
quien te devuelve
a la vida
o te trae de las entrañas
como un dolor no curado,
como un olvido no olvidado,
como un silencio pronunciado,
como el grito de la ausencia
cuando es presencia.
Es el blanco de la hoja
quien se viste
del impulso
de mis manos,
de la voz
y mis pensamientos
que rescatan del olvido
cada una de las letras
que te contiene.