jueves, 19 de mayo de 2011

INMOVIL


Hacía horas que se escuchaba la radio y el perro que ladraba insistente. Las luces seguían apagadas aunque la tarde ya había caído. Nadie se acercó porque a nadie podía parecerle extraña esta situación.

Deben haber pasado, por lo menos, dos horas cuando escuché pasos en el patio, seguramente Margarita estaba descolgando la ropa, solía hacerlo todas las tardes, más o menos, a esa hora. Intenté llamarla, pero algo impedía que mi voz pronunciara alguna palabra. Fue raro que no me pidiera que encienda la luz, seguramente creyó que estaba durmiendo o, tal vez, aún no estaba tan oscuro.

Desde mi posición podía escuchar varias cosas. El vecino le gritó al perro que seguía con su ladrido, creo que hacía unos minutos que perseguía a un gato, no sé muy bien, de eso no decía nada, aunque sí lo retaba por el desorden que parece había provocado.

No sé cuánto tiempo habría pasado, ya hacía rato que había perdido la noción del tiempo y seguramente estaba dormido porque de repente sentí la puerta del pasillo y el perro que otra vez corría y ladraba, y fue como despertar. Era evidente que alguien había llegado. Escuché voces que se acercaban, la voz de Margarita era una. El comportamiento del perro no era el habitual de cuando llega alguien conocido. Pensé en el jardinero o el albañil, pero también supuse que la hora no era la adecuada para que esas personas llegaran.

Estaban en el patio, o entrando. Una vez más intenté llamar a Margarita, pero mi voz seguía como antes, no emitía sonido.

De repente se abrió la puerta, todo era oscuridad asíque no podía más que escuchar. Sentí una mano en mi cara, dos dedos fríos en el cuello, vi una luz en mi ojo derecho, luego en el izquierdo y una voz que dijo: “lo vamos a tener que llevar”.

3 comentarios:

sello editorial independiente EL OJO DEL MÁRMOL dijo...

ESTÁ MUY BUENO. Y MUY BUENA LA ILUSTRACIÓN

Vanesa Bouza dijo...

muy bueno!!! Vanesa Bouza

Vanesa Bouza dijo...

muy bueno!! Vanesa Bouza